He aquí lo no programado. Lo humilde, lo artesano, lo desprejuiciado, lo crítico, lo juguetón, lo saltarín. Contemplad aquella cultura que empezó sin cobrar entrada. Exponed vuestros cuerpos, mentes, historias y sueños a las infinitas formas culturales crecidas en las calles, en las catacumbas y en las habitaciones. ¿Quién ha dicho que no podáis ser parte de todo esto? Sin camerino también se inventa. Sin cánones también se crea. De hecho, sin cánones es como se imagina. Esperamos de todos modos que lo que sigue os haga sentir que vivís en un universo un poco más amplio.

domingo, 24 de junio de 2007

Teoría crítica, parte 2: ¿seremos capaces de resumir lo publicado a pesar de nuestra legendaria falta de capacidad de síntesis?

El 22 de junio de 2007 finalizó el periodo lectivo del curso a partir del cual se creó este blog; sin embargo, para nosotros nada ha terminado, y menos el entusiasmo, por lo que seguiremos abiertos este verano para lo que gustéis leer. Mientras en Matalascañas se discute sobre si este año la canción del verano vendrá de Tarragona, de Castellón o de Recklinghausen (con toda probabilidad vendrá de Miami otro año más; permanezcan en sus refugios) , aquí seguimos a vueltas con la teoría estética de Adorno y Horkheimer, que casualmente explica muy bien el hecho contracultural. He actualizado la entrada del 7 de junio de 2007 donde se empieza a tratar el asunto; extensa ya era, y ahora lo es más. Para no fatigar a quien tenga poco tiempo y a quien disponiendo de más tiempo tenga también mejores cosas que hacer, adjunto las conclusiones:



5. En lugar de criticar por criticar como los perros del hortelano, los nostálgicos y las moscas cojoneras, Adorno y Horkheimer proponían alternativas. Efectivamente, se manifestaban alérgicos al entretenimiento disfrazado de cultura (no sé si es del todo correcta la palabra entretenimiento; no sé si significa lo mismo que "entertainment", que es el vocablo hollywoodiense que permite evocar el concepto en todo su horror). Aguantando a pie firme la marejada de abucheos y acusaciones de elitismo a que se expone cualquiera que reivindique estas cosas, Adorno y Horkheimer clamaban por un arte áspero, rupturista, aniquilador de moldes y prejuicios, de interpretación libre, que requiriese de un "trabajo" por parte del espectador en lugar de dejárselo todo mascado como papilla para lactantes, que no por casualidad presenta una textura en cierto modo repulsiva para los adultos ya formados. Entonces, el adulto artístico ha de cocinarse su propio alimento cultural a partir de este arte entendido al mismo tiempo como oposición y como enigma.

6. Muy lejos de las aulas universitarias, con frecuencia en horario nocturno, nació en un momento indeterminado (quizá en varios momentos no conectados entre sí) lo que hoy llamamos contracultura. La mayor parte de las veces se trataba de arte
áspero, rupturista, aniquilador de moldes y prejuicios, de interpretación libre, que requería de un "trabajo" por parte del espectador en lugar de dejárselo todo mascado como papilla para lactantes, que no por casualidad presenta una textura en cierto modo repulsiva para los adultos ya formados. No hubo partida de nacimiento. Ningún profesor levantó acta. En aquellos lugares se prefería la acción.

(Quien considere que estos textos son complejos, que pruebe a leer los volúmenes firmados en su momento por Adorno y Horkheimer, de donde parten todas estas reflexiones y zarandajas. Sin embargo, las palabras de la Teoría Crítica son palabras necesarias, más que los insultos, más que los documentos que se firman ante cientos de fotógrafos, más que aquello que aborreces y que sin embargo acapara en tu vida un espacio mayor que el que ocupan tus anhelos).

(Por otra parte, la mirada y el flequillo con que orgullosamente ilustramos este pequeño comentario no están aquí de más en absoluto, pues fueron propiedad de Samuel Beckett, dramaturgo favorito de Theodor W. Adorno y quizá el único premio Nobel capaz de negarse a aparecer por la ceremonia de entrega y por la misma época escribir obras de 35 segundos de duración; otro día hablaremos de Dario Fo, el único premio Nobel capaz de escribir obras con la palabra "anarquista" en el título y que no se cisquen en éstos. Dicen que a lo mejor Fernando Arrabal recibe algún día el premio Nobel, y entonces será el único premio Nobel que haya acudido a actos de la CNT en la localidad de Pedrera, provincia de Sevilla, de 5.136 habitantes y no precisamente cercana a ningún centro de poder ni polo de creación de riqueza donde aten los perros con longanizas. Opiniones diversas podrá haber sobre estos comportamientos, pero no se puede negar que hay autores que escriben y firman contratos, y otros que escriben, firman contratos e innovan en la forma y en el fondo. Algunos, como Kafka, escribieron e innovaron en la forma y en el fondo, pero no firmaron contratos. Quién sabe si hoy serían reconocidos).

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