He aquí lo no programado. Lo humilde, lo artesano, lo desprejuiciado, lo crítico, lo juguetón, lo saltarín. Contemplad aquella cultura que empezó sin cobrar entrada. Exponed vuestros cuerpos, mentes, historias y sueños a las infinitas formas culturales crecidas en las calles, en las catacumbas y en las habitaciones. ¿Quién ha dicho que no podáis ser parte de todo esto? Sin camerino también se inventa. Sin cánones también se crea. De hecho, sin cánones es como se imagina. Esperamos de todos modos que lo que sigue os haga sentir que vivís en un universo un poco más amplio.

sábado, 18 de agosto de 2007

¿Puede construirse una historia local a partir de lo insólito? Una introducción no necesariamente breve

Se dice que la historia la escriben los vencedores, y no siempre es cierto; los vencedores son con frecuencia ágrafos, ya que la gente verdaderamente sabia decide no competir, y que de esta forma nadie les pueda acusar de ganadores (verdugos) ni condenarles a arrastrar la condición de derrotados (víctimas). Lo que sí es difícil de discutir es que los vencedores no escriben la historia, pero sí la gritan con venas del cuello sobresalientes, y se las arreglan para acaparar el espectro sonoro de manera que con el tiempo se instala una normalidad; pasados los meses, nadie se acuerda de cómo se instituyó ese o aquel paradigma, y si alguien se plantea que un lugar común es irracional, empobrecedor, aburrido o inservible, no faltará quien levante su dedo acusador y le escarnezca sin compasión por haber preguntado más de la cuenta, ya que lo normal no es normal porque sí, sino porque los vencedores eran más guapos, más rubios, con ojos más azules, más carismáticos y de mejor familia. Sin embargo, podría ser, y de hecho ocurre con frecuencia, que los perdedores fueran más bondadosos, más razonables, más sensibles, más tolerantes y con un mayor sentido de la libertad y la justicia social, y también podría ser que fueran más imaginativos, más creativos, más audaces en la expresión y que entendieran mejor el significado de las ideas de duda, búsqueda y aprendizaje lúdico.

Podríamos entonces cambiar una letra y decir que la historia la escriben los vendedores, o mejor, dado que a un vendedor no le resulta rentable aprender a redactar, sostendremos que la historia la venden los vendedores (y por ello debe ser comercial como Operación Triunfo), la compra quien tiene dinero para ello y la escribe un asalariado que no pasará a la historia; un grupo editorial poseerá el copyright y por tanto intentará que la historia no se repita sin su consentimiento y lucro, y en la cubierta figurará como autor alguien que esté más acostumbrado a dictar a taquimecanógrafos que a escribir él mismo.

Dicho esto, y asumiendo que la historia con mayúsculas, lo que de verdad ocurrió y lo que nosotros creemos que ocurrió son tres variables que se aproximan a veces por pura casualidad, es mi intención empezar a depositar en este blog algunos hechos acaecidos en lugares no muy alejados de aquél donde actualmente se me puede encontrar; con un poco de suerte, alguien podrá unir entre sí estos inhabituales sucesos y partir de ellos para formar una historia local no escrita por los vencedores ni por los vendedores, sino organizada en torno a hilos poéticos, surreales, metafóricos y/o subculturales que acaben estimulando algunas imaginaciones a pesar de ser imperceptibles para quien tenga la sensibilidad abotargada por el brillo de los desarrollos urbanísticos costeros.

¿Seremos capaces? A lo mejor aprendemos algo según lo vamos intentando.

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